TIERRA MÍA Y OTROS POEMAS.

Fotografía: Álvaro de la Fuente Farré / escritoresindigenas.cl

TIERRA MÍA

 

Tierra inhóspita, de caricias violentas

tierra mía, te espero al amanecer del mañana

para abrazarte afanoso y pretérito del mundo

para mirarnos lentamente cavilantes

nos acariciaremos eternos y pausados.

Y nos iremos por el sendero del tiempo

contándonos los episodios desde la infancia

el viento dirá nuestras melodías olvidadas

la camanchaca nos traerá los aromas fríos

entonces seremos altiplano, seremos pueblo.

Tierra mía, extraña, ajena y solitaria

cauce de sangre y razas abandonadas

amparas los pasos, las voces, los recuerdos,

vuelve pacha pródiga, nace en el ocaso,

bésame con tu aliento de mama, bésame y…

… Juntémonos sigilosos al amparo de cronos

más allá de los límites y las palabras.

 

REGRESO

 

Regresé para mirarte ausente del ruido mundanal

para sentir tu aliento gélido y candente de las montañas

regresé para abrazarte con mi perenne nostalgia eterna

para acariciar tu piel de azufre, de yareta, de queñua.

Regreso ajeno a tus palabras siempre nobles, siempre

me abraza tu cielo prístino de caricias transparentes

me abraza tu llanto de soledades indómitas y celestes

me besa tu manto de aromas silvestres de mi infancia.

Quiero quedarme contigo en danza infinita de cronos

posar mis palabras sobre las melodías de estas estepas

acunar las voces de los ausentes en tu dulce regazo

profanar tu eterna soledad con mis palabras de cobre.

Antaño se desgranaron mis razones en un caminar lerdo

era temprana mi vida y tarde la mañana del trencito

miré el horizonte cuesta arriba con la certeza intransigente

de quien no concibe la partida sino solo el regreso.

 

 

Amincha, Calama, Chile. (©Alvaro de la Fuente/escritoresindigenas.cl)
 
 

Ñanpi (En el camino)

 

El aroma de la hierba del campo se cruzó en mi camino

en una hora de espacios bifurcados por la palabra y la consciencia

aventando un manantial de pensamientos e hilaridades

vino a cantar conmigo, estas razones ausentes, sin voz.

Con un morral de letras que buscan el camino de la montaña

apacentaré las interrogantes de los niños de la guerra

me esconderé en los murales que nadie pincelará al alba

en los colores del desierto, en la brisa de la luna enamorada.

Nuestros versos nos unirán en el ignoto cosmos eterno

entonces seremos poema, seremos la nube que habla, que dice

tendremos identidad humana a raudales, sin criminales

para sembrar los cimientos de los sueños de los que vienen.

Ahora, en el seno candente de mi nido de ilusiones dulces

cultivaré la vida desde otra perspectiva, con otros ojos

inundaré mi silencio con sus espontáneas alegrías y las mías

para patear un tarro, comer un pastel o beber nuestra felicidad…

En la esquina sideral de las flores dejaré caer una lágrima azul

sangre en honor de los corazones mancillados en la oración

la paz se anidará en la copa de un pensamiento perenne

desde este camino, el sentimiento, una vez más se hará canción…


Amincha, Calama, Chile. (©Alvaro de la Fuente/escritoresindigenas.cl)
Autor: Miguel Urrelo Valdivia


Siqsicha, Bolivia, 1958

Hijo de Basilia Valdivia Loayza y Estanislao Urrelo Gonza, Miguel Urrelo nació en Siqsicha, pequeño pueblo situado en Bolivia cerca de la frontera con Chile. Ahí vivió sus primeros años y fue donde “cimentó su relación espiritual con la Pachamama”. 

Su formación laboral es autodidacta y estudiando en libros y revistas se armó de los conocimientos necesarios para ejercer y certificarse como Técnico Electrónico.

 

Información y contenido proporcionado por el proyecto escritoresindigenas.cl

Una plataforma independiente y autogestionada, dedicada a la difusión de poetas, narradores y pensadores indígenas contemporáneos residentes
en Chile.

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